El aroma del albaricoque se extrae con sumo cuidado de su pulpa, repleta de aceites esenciales y compuestos aromáticos que revelan una sinfonía dulce y afrutada. A veces se obtiene de manera natural, y en otras ocasiones se recrea sintéticamente para intensificar esa frescura jugosa y vibrante. Esta nota, tan apreciada en fragancias frutales y gourmand, aporta a los perfumes una sensación fresca y juvenil, como un rayo de sol en verano.
Historia
Cultivado desde tiempos inmemoriales en Asia, el albaricoque ha deleitado a civilizaciones enteras con su dulzura y jugosidad. Su fruta, venerada por sus propiedades nutritivas y su fragancia embriagadora, se ha convertido en un emblema de frescura y vitalidad en la perfumería moderna, evocando la luminosidad y la efervescencia de los días de verano.
Origen
China, Turquía, Irán, España
Sabías que...
El albaricoque es célebre por su delicada dulzura y su aroma suave, que se fusiona armoniosamente con notas florales, como el jazmín o la rosa, para crear composiciones olfativas que irradian frescura y elegancia.